sábado, julio 25, 2020

De bares y premoniciones...

Siempre nos sentimos imperturbablemente cómodos en la compañía del otro, sin necesidad de nadie más para llenar silencios que nunca fueron incómodos y que siempre fueron reflejo de la armonía absoluta de nuestras almas, de nuestros cuerpos. Disfrutamos la compañía de familiares y amigos, disfrutamos celebrar la vida con ellos, pero siempre encontramos ocasión para hacerlo solos los dos.

Y así nos apoderemos de espacios insospechados, lugares destinados para otros y que nunca pensé serían para mí, para nosotros… La verdad antes de conocerte estaba resignado (y tú también, me lo dijiste más de una vez) a renunciar a espacios comunes, a situaciones de vida que el resto dan por sentada pero que nosotros llegamos a pensar que no eran parte de nuestro andar, con más resignación que tristeza la verdad… Pero entonces llegaste tú, y los espacios y experiencias que yo mismo me había negado tú te encargaste de regalármelos.

Así nos hicimos los reyes de la calle, los amos de la ciudad… Se bien que te encantaba estar en nuestra casa, podías pasar días desde donde hoy escribo esto solo y derrotado, y la razón es que este lugar se convirtió en nuestro hogar como un reflejo de la energía que ambos le pusimos a él, sobre todo tu José… Pero se también lo que te encantaba salir, “por un par de tragos y algo de picar”, en una eterna celebración de la vida perfecta que tuvimos, en un infinito baile de abundancia, prosperidad y amor, una interminable provocación al calendario que vio lunes caer como viernes, martes bailar como sábados… Días sin nombre ni orden, es lo que sucede cuando todos los días hay motivos para celebrar y vivir.

Puede sonar trivial nuestro andar hasta convertirnos en los “Reyes de los dos tragos sociales y para la casa”, siempre por trago y nunca la botella, medida de autocontrol necesaria cuando la efervescencia del amor amenazaba con descontrolar todo (alguna vez se descontroló, es necesario a veces perder el control) pero nunca lo vimos así: reclamar esos espacios, hacerlos testigos vivientes de nosotros fue un regalo que nos dimos el uno al otro.

Un día de esos, en una idea que vino desde un lugar que no te había visto muchas veces hiciste una pausa, casi en otra voz, como si una claridad recién encontrada pero no apreciada guiara lo que ibas a decir y una reflexión sobre nosotros, sobre la vida, quedó en el ambiente: te daba miedo que algo como nuestra vida, algo tan sencillo y tan perfecto, pero tan intenso y potente, no durara mucho. No hubo sobresaltos con tu recién encontrada claridad, pero si seriedad absoluta, una comprensión de que a veces las cosas buenas no están destinadas a durar demasiado. Me tomó por sorpresa, pero entendí bien el mensaje… Tenía sin embargo una respuesta positiva, esperanzadora: seguro que vendrán tiempos que no son tan buenos como estos, pero más seguro estaba que juntos le encontraríamos la vuelta… Esa respuesta nunca contempló, ni en mis más oscuras pesadillas, tener que hacerlo solo.

No sé si volveré algún día a nuestros espacios, no me niego pero es temprano para saberlo… Pero esos lugares fueron nuestros, se convirtieron en lo que llegaron a ser porque estábamos los dos... Siento que serán diferentes, intolerables quizás... Pero de nuevo es temprano para saberlo... Sé que saldré completamente diferente de todo esto, me he propuesto salir que es el primer paso, ahora falta ver cómo y cuándo… No es un tema de que esos espacios me recordarán a ti, de todas formas todo me recuerda a ti y eso no va a cambiar nunca, cada trago de ron que me tome sabrá a ti, cerraré los ojos y te sentiré al otro lado de la mesa, viéndome como siempre lo hiciste, sintiéndome seguro y amado, confiado de que siempre podría volver el otro lunes, o el otro jueves, o el día que fuera, porque siempre te tendría conmigo.

Pero no fue así, y ahora solo queda encontrar maneras de seguir con lo que queda de mí, y con todo lo tuyo que queda dentro de mí… Le tengo bastante más confianza a eso último, creo que el efecto renovador y de cambio que trajiste a mi vida será lo que me ayudará a seguir con ella… Y eso eres todo tú José, yo solo colaboraré en todo lo que pueda.